

Un tiempo después, cuando el pintor salió de mi vida y me fui a vivir a Madrid y los únicos extranjeros eran los que llamaban a mi trabajo y la alemana con la que compartía piso, ya pensaba que Emilio Papel y yo nos habíamos perdido la pista para siempre, aparecieron las primeras derivas en mi correo electrónico, que procedí a subir a youtube al momento. No dudé en invitar a la Sociedad Psicogeográfica de Salamanca a que colaboraran con el Elefante Rosa, un fanzine no tan distinto de ellos en planteamiento y no dudo en seguir lo que hacen, a veces me dejan totalmente pasmada.




Casi amor es el nuevo poemario favorito que persigo. Tengo una postal con uno de los anunciospoema, pero los quiero todos. Todos. Me pregunto si estará impreso comercializado distribuido estampado publicado construido reunido instaurado por algún lugar. Ya les he escrito. Ahora sólo espero que me llegue pronto, pagando o gratis, metalizado o edulcorado y con emulgentes o vegano, me da igual, para poder leerlo de un tirón entero. Después de todo soy una lectora fuera de la ley. De la ley del canon, del éxito enquistado, de todo lo inmaculado. Yo sólo quiero auténticos destellos no del todo institucionalizados.
1 comentario:
¡Oh!
Pero si yo he visto esos poemas pegados en paredes de edificios de Salamanca. Qué casualidad tan genial.
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