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"¿No hay que cambiarlo el mundo? La virtud, pues, es peor que inútil: es también un vicio. Si se necesita ser particularmente bueno es que algo va francamente mal. Maldita la época -sí- que necesita héroes y santos. No se puede transformar el mundo con la varita de masturbar nuestras virtudes: hay que derribar la Bastilla."
Santiago Alba Rico.

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23.8.06

El niño del dedo en la nariz

Érase que se era un niño al que le gustaba subir a los árboles, perderse en el bosque bajo la tormenta, plantar hortalizas en los riscos y pasar toda la noche persiguiendo libélulas. Su madre estaba espantada por la forma en que llevaba los pantalones, la manera de combinar colores con los calcetines, el modo en que escribía renglones torcidos y cómo no sabía lavarse las manos adecuadamente cada diez minutos. A su padre le aterraba que no llegase a ser abogado, que no cumpliese las expectativas de la familia y que de mayor no trajese dinero ni prestigio suficiente a casa como para hacer morir de envidia a los vecinos. Sus hermanos se reían de él porque no le gustaba jugar a pegarse por tonterías con ellos y porque no sabía amenazarlos con chivarse para que le diesen dinero a cambio.

Y así fueron pasando los días encerrado en casa, rodeado de libros, con la raya en medio, y siendo objeto constante de burlas y lamentaciones. Hasta que un día tuvo una idea: pensó que si querían a alguien que se quedase muy quieto haciendo y siendo todo lo que esperaban de él, podría fabricarlo. Así que cogió unos cuantos palos de fregona, un cubo metálico del jardín y los ató con cuerda. Para la cara puso una foto que nadie echaría de menos; una que le hicieron una tarde cuando tenía 4 años y en la que salió con el dedo metido en la nariz.

De este modo continuó sus días en los bosques, aprendió a pescar y a explorar la tierra, viajó por el mundo, habló más de 11 lenguas y vivió mil aventuras. Pero conforme se fue haciendo mayor el busca que había colgado de su sustituto sonaba con más frecuencia y tenía que volver a toda prisa para cambiarle de posición un brazo o para responder “de acuerdo” en el momento adecuado. En su familia estaban encantados, era el ojito derecho de su padre, el abogado más prudente y perseverante de la firma y sus hermanos no habían sabido nunca mantener la compostura tan bien como él.

Pero el día que lo eligieron presidente de la comunidad se dio cuenta de que estaba en el papel de cubrir las espaldas al personaje que había creado para que lo dejasen en paz. Ya no tenía tiempo para dormir bajo las estrellas ni para nada. Así que destruyó el muñeco, tiró la foto y se sentó a la mesa una vez más, esperando a ver si su familia notaba el cambio. Ante ellos había ahora un hombre de unos 25 años, con la piel curtida por el sol y el mar y con unos ojos que habían mirado todos los océanos de la Tierra. Su madre sacó la cuchara de la sopa y apuntándole con ella le gritó:

- ¡Te he dicho cien mil veces que te saques ese dedo de la nariz!

22.8.06


una chica se durmió en el tren

¿cómo será vivir en un ático amarillo?


¿será como echar de menos el mar o como declararte directora general de tu propia vida? se me abre dentro un acueducto con mil destructores de obstáculos y cuarenta y cuatro mil millones de deseos.

imágen: can you hear this? de vidabesta

3.8.06




no puedes... hablar a un muro y pedir que escuche, mirar un espejo y pedir que mienta, cambiar la posición del reloj y esperar que eso detenga el tiempo

puedes... esperar del agua que fluya, se solidifique y flote en el aire pero siempre por donde ella quiera, pensar que las cosas pueden ser mejor, hacer cada día un poco para que las cosas sean mejor

2.8.06

Ava Adore


bailabas en la terraza, tan oscura y tan linda como una promesa jamás cumplida. estabas tan triste por aquella muerte que si sonreías se iluminaba toda la tierra. aún cuando no fumabas se podía sentir la forma indolente en la que sostenías el cigarro. y te parecías a ella, o quizá a Billy. y yo te quería tanto... y me avergonzaba darme cuenta de que tener 17 años no es tener todas las respuestas.

nadie más para vernos y cantabas we must never be apart, we must never be apart... con la música a todo volumen. y eran *l a s *p a l a b r a s. y quería que se cumplieran. me habría quedado allí para siempre, en ese minuto perfecto.

y me traicioné cobarde al quedarme inmóvil escondida detrás de mi sombra.
no te besé, no me desnudé para ti aunque me nacía dentro.
Imparable como un veneno lento pero certero.
Yo también era una mujer y tenía miedo.

1.8.06

quiero estar equivocada


me he olvidado las gafas de mirar rincones, ahora miro liso, allá donde las miserias se amontonan. ¿por qué no me retas a olvidar lo mediocre? ¿por qué no me descubres el tesoro de tu piel sin miedo ni lobos? quiero estar equivocada, quiero que inundéis de sorpresa y desazón mi seguridad autoalimentada, que me digáis que es mejor aunque no pueda verlo, que estéis ahí donde hace falta algo más que sentido común para mirar.

otra vez busco nuevos cristales con los que mirar
otra vez me levanto por la mañana queriendo verde

y dije: estoy desnuda, ¿es que no lo ves? no hay más maldad de la que puedes tocar, no hay más horror que el que te entrego. y sin embargo hay tantas otras cosas que no ves...

en eso consiste ser apasionado, en ser torpe a veces, en querer una oportunidad de alguien que no necesite preguntarte por qué tiene que dártela.
"¡Por un fusible y un rotor! Es una advertencia al lector: las cosas van mal, pero irán peor. Digan lo que digan, éstos gripan mejor que Reagan. La humanidad no para de avanzar: primero vino Felipe y ahora tenemos a Aznar. ¿Por qué no me dejan participar? ¡Por un cable y un pistón! ¡No acepto la jubilación! ¿Por qué no me dan un nombramiento? Volveré, lo garantizo, y globalizaré hasta el granizo. jajajajaja. ¡Qué mala, pero qué mala soy!

Prólogo de la Bruja Avería en El Libro de la Bola de Cristal,
por Santiago Alba Rico.