(Del ár. hisp. assáqya, y este del ár. clás. sāqiyah, irrigadora)
Tú tienes sed. Yo tengo agua.
Te la daría toda, mi deseo es acabar con las grietas de tu tierra,
pero por alguna extraña razón, hay diques de silencio y de palabras
y la excesiva presión de agua contenida hace que no llegue bien.
Quizá sería mejor tener menos agua,
pero entonces yo no sería una fuente natural,
sería un grifo regulable artificial
salido de una fábrica cualquiera.
Y tu sed no me importaría una mierda.
5 comentarios:
Lo bonito es que su sed sí que te importe... eso sentimientos no los deberíamos perder.
Un beso.
Porque yo ya tengo mi propia fuente, que, si no, te pulsaría.
te echo de menos!
el ardor de cariño hace que la ansia de saciar la sed ajena nos haga ahogar al sediento.
y qué
donde este lo natural... que se quite todo lo demas
me gusto mucho!
besillos
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