
Me enfado y digo algo tremendamente retorcido. "¡No seas tan mujer!", me dices al teléfono con esa voz tan tuya. Y yo como un resorte me río con una risa enorme y me olvido de todo. Si es que te tengo que querer, rubia. No puede ser de otra manera.
es la bola de cristal
granada |
1 comentario:
:) Ay!
Publicar un comentario