Aquí estoy.

No quemé mis naves del todo, no me rendí, no me resigné, no me contuve, grité, amé y mordí el polvo y mi propio corazón para inundaros de rojo. No necesito chuletas ni croquis para llegar a mi centro y comprender la brutalidad de una alegría matadora, la melancolía de una tristeza constructora, la rabia de una duda que se sabe engañada, la certeza de verse creyendo en algo más allá de la muerte, la paz de abrir las manos y soltarlo todo y saber que sólo te caes un momento, como en el sueño, pero luego estás más firme que antes precisamente por haberte soltado.

Lo he visto.

He visto vuestras manos retorciendo envidia, la manía de querer esconderlo todo bajo la alfombra, la cobardía de buscar sólo una vida cómoda, el desasosiego de quien comprende que borró muchas cosas que le componían sólo para tener un poco más de enajenación, de pazdementira, el deseo de la belleza, las lágrimas que redimen, el amor por el placer que es lo más sano del mundo, el niño interior gritando "egoísta es el que no piensa en mi", Léolo sobreviviendo en vuestros ojos con todas sus fuerzas, sonrisas que brillan en la oscuridad, ansia de superación, secretos, sueños con peces y helados, Lucy in the Sky, la voz cantando a todo lo que da la caja torácica que ha sido un sueño encontrarse con ese preciso instante, sea en el lugar del mundo que sea, los colores en remolino subiendo por las paredes, las personas que hacen que las paredes desaparezcan, felicidad a raudales y llorar de derrota, crear cosas que para quien sabe mirar son milagros cotidianos, amar amar amar y saber hacerlo bien.

Lo he visto todo. Gracias.