Y di la espalda a las palabras miedo, insomnio, madre, frustración, amor, deseo, corazón, espejo.

Luego empecé a enseñarlas a esos nuevos niños que eran los nórdicos que querían saber qué palabras había dentro de la cabeza de los que nacieron en el mismo lugar que yo. Personas que habían pisado otros continentes, personas que habían cambiado su vida una y otra vez, escaladores que ahora persiguen nuevas montañas, aventureros, abogados que vendieron su casa para coger un avión y arreglarse otra vida, niñas rubias que sonreían ante cualquier imprevisto porque son duendes, mujeres que dejaban atrás amor y canciones y lagos y la selva negra. Les regalé la palabra mirador, tapa, primavera, mar, amiga. Y esos niños se me metieron dentro tanto como las cenas en la Miglia d'Oro, aquel cine decadente de Via Toledo a Napoli, tanto como leer a Blake en un palacete napoletano con ventanas al mar y jardines con niños y basílico en las ventanas y limones y abrazos en la ducha y besos por las mañanas. Después del milagro cotidiano del amor, había vuelto con ellos, de la mano de su búsqueda al punto donde empecé.
Hoy de nuevo las palabras me pertenecen, miedo, amor, tormento, alivio, primavera, ci tengo molto, mi raccomando, take care, wink, saudade, lembrarsi, azeccare, la primera palabra que aprendí sin haberla visto escrita, trascinare, crap, madre, thinking of a tree root, lover, gorgeous, famiglia,
querer querer querer tanto,
decir lo que quieres decir exáctamente como lo quieres decir en el momento adecuado.
Eso empieza a pertenecerme. Otra vez.
2 comentarios:
Me encantaría saber muchos idiomas y concretar muchas ideas, muchos matices. Sobre todo, muchas imágenes. Algún día..
Bonita entrada, y algunas fotografías geniales, como la de "duende".
Saludos!
Me has dejado sin palabras, al menos de los idiomas que conozco. Quizá sea una buena razón para aprender más.
"If we just close our eyes, we'll be in heaven tonight". (Yngwie Malmsteen)
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