el primer año que no te felicito, cuando ayer cumpliste 33. adios y buena suerte.

¿cuántos años puede tardarse en olvidar el amor de tu vida? ¿siete? puede ser. ya iba siendo hora, niño.
no me desdigo en ninguna de las cosas buenas que he dicho, sentido y pensado sobre ti, eres una persona excepcional, única entre millones, hermoso por dentro y por fuera, con una capacidad creadora maravillosa, con una coherencia vital digna de dioses, que me ha salvado la vida mil veces al día y que cambia las cosas desde dentro actuando con humildad rayana en lo zen y con un silencio que roza lo más impresionante de la naturaleza. el mundo es mejor porque tú existes y todos los que te conocen lo saben porque sin hacerte notar nos cambias la vida. esa es una verdad inopinable.
pero debes saber que, hoy por hoy, estoy orgullosa de no haberme convertido nunca en la mujer que soñé para ti, que no quiero ser como ella porque esa no soy yo, yo soy otra muy diferente, que no debí sentirme culpable por no cambiar, que las mejores fotos que me han hecho nunca me las hiciste tú porque yo te aconsejé, que sentía tanto miedo cuando me pintaste de no parecerme al cuadro que cuando terminaste me alegré de verte en él tan claramente, que si no fuera porque estoy cansada de patriarcados te diría que el problema es que aunque nadie me quiso como tú, yo siempre fui la que tuve más huevos.