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"¿No hay que cambiarlo el mundo? La virtud, pues, es peor que inútil: es también un vicio. Si se necesita ser particularmente bueno es que algo va francamente mal. Maldita la época -sí- que necesita héroes y santos. No se puede transformar el mundo con la varita de masturbar nuestras virtudes: hay que derribar la Bastilla."
Santiago Alba Rico.

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18.1.10

Tormenta de Tormento

cuando tenía 15-16 años conocía bastante gente. se puede decir que me movía por lugares tan diferentes como bares que conocen redadas, barrios-farmacia, locales de ensayo, pisos diminutos de familias monoparentales, casas con piscina y campo de tenis, mi instituto frecuentado por Bisbal o patios de instituto en los que todas las niñas iban vestidas iguales. la diferencia más notable era que las personas relativamente pobres no tenían nada que perder y decían abiertamente lo que pensaban. pero en esos lugares en los que los padres pagan por una formación más elitista sólo había un denominador común: absolutamente todas y cada una de las personas intentaban no hablar nunca en grupos de más de tres, se miraban unas a otras antes de responder como si necesitasen la aprobación de los presentes para respirar, giraban la cabeza para asegurarse de saber quién y quién no las estaba escuchando y evitaban a toda costa emitir una opinión diferente de la que acababan de oir, menos aún una opinión propia. las sonrisas no eran el reflejo de lo que tienes enfrente, eran un clon espeluznantemente idéntico unas de otras, con ecos de muñeca. se habrían podido esculpir grandes frases de la historia en las esquinas de aquellas comisuras. incluso la discusión sobre si era adecuado el color de un vestido parecía tener silencios a voces tratando inútilmente de abrirse camino.

ni que decir tiene que acabé pasando más tiempo en aquel bar donde unos tipos buscaban el tripi perdido chupándose el dedo y apoyándolo en el suelo mugriento, donde mis amigas y yo nos encabronábamos con todo y gritábamos a muerte riendo. porque ese lugar era verdad. y a nadie le importaba lo más mínimo lo que estuvieras haciendo.

1 comentario:

la judith dijo...

la historia de mi vida
yo iba con tipos
con los que no te hacía falta
atar la moto cuando aparcabas
sabías que nadie te la iba a
tocar

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shlm

"¡Por un fusible y un rotor! Es una advertencia al lector: las cosas van mal, pero irán peor. Digan lo que digan, éstos gripan mejor que Reagan. La humanidad no para de avanzar: primero vino Felipe y ahora tenemos a Aznar. ¿Por qué no me dejan participar? ¡Por un cable y un pistón! ¡No acepto la jubilación! ¿Por qué no me dan un nombramiento? Volveré, lo garantizo, y globalizaré hasta el granizo. jajajajaja. ¡Qué mala, pero qué mala soy!

Prólogo de la Bruja Avería en El Libro de la Bola de Cristal,
por Santiago Alba Rico.