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"¿No hay que cambiarlo el mundo? La virtud, pues, es peor que inútil: es también un vicio. Si se necesita ser particularmente bueno es que algo va francamente mal. Maldita la época -sí- que necesita héroes y santos. No se puede transformar el mundo con la varita de masturbar nuestras virtudes: hay que derribar la Bastilla."
Santiago Alba Rico.

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12.6.07

Manifiesto

Hay que saber situar Mongolia en los mapas,
hay que cubrirse de la lluvia y del sol enfermo de verano,
hay que avergonzarse del vello púbico pegado a la cama y del sudor
que envejece más de un día, hay que escapar de las fotos inapropiadas;

hay que alejarse de las obras de teatro sin argumento,
de los amantes que dejan marcas y de la carpintería;

hay que procurar no acercarse demasiado
a la herrumbre y a la mierda, a los trenes eléctricos,
a las vallas astilladas, a los tatuajes oscuros y a las siestas redentoras;

nadie debería aproximarse a los insectos que vuelan torpemente,
ni a las casas en ruinas, ni a los ríos en diciembre, ni a los caminos
que parecen cicatrices en la tierra, ni a las fiestas gitanas.

Hay que olvidar a Cleopatra, a Helena de Troya y a Lucrecia Borgia,
hay que superar la desgana y también la fe en los gladiadores.
Nadie puede enamorarse de Marlon Brando.
No se roba en los supermercados.

Hay que ignorar las leyes de las tabernas, romper la omertá,
evitar la delgadez pálida tanto como los vestigios
de fortaleza, y no enrolarse en buques
mercantes ni en carromatos
de feria.

Hay que huir de Jamaica e Islandia y de las guitarras flamencas;
nunca hay que vivir dentro de las canciones o dormir en parques
y ni si os ocurra soñar con ser rock star. No os bebáis el perfume
aunque huela bien y por nada en el mundo os provoquéis un vómito
aún cuando hayáis comido alimentos podridos.


Nadie puede bailar como una rata en una terraza amaneciendo.
Hay que alejarse de la poesía, de las nubes y de las estrellas ninja.
No saquéis los brazos por la ventanilla del coche y no seáis payasos.

No saltéis desde el tercer piso de un chalet en obras,
ni escaléis montañas desprotegidos, ni acompañéis
a viejas ninfómanas por dinero. No fabriquéis
bombas con salfumán y papel de plata; no se
puede retar a un grupo de skins, ni
aficionarse al cine gore.

Hay cosas con las que no se juega u os darán una paliza.
Nada más, ¡ah! No folléis jamás en la calle.

Salvador Galan Moreu


Salva era el chico callado en el fondo del taller. Estaba tan apagado que no se parecía nada a si mismo. Pero eso fue dos segundos y medio. Luego me asomé y había universos detrás de las canciones y las cicatrices y las estaciones de metro y los bares brillantes cansados de patear. y un instante entre la carrera y el deseo donde a veces una se podía quedar.
ya sabéis, no folléis jamás en la calle. no vaya a ser que os confundan con alguien que está vivo.

1 comentario:

José Manuel Díez dijo...

Hola. He descubierto tu blog a raíz de conocer a Alma Aguado y su participación en la afinidades...

Me gusta tu rollo. Te invito a visitar y a participar en mi blog.

Un saludo.

José Manuel

"¡Por un fusible y un rotor! Es una advertencia al lector: las cosas van mal, pero irán peor. Digan lo que digan, éstos gripan mejor que Reagan. La humanidad no para de avanzar: primero vino Felipe y ahora tenemos a Aznar. ¿Por qué no me dejan participar? ¡Por un cable y un pistón! ¡No acepto la jubilación! ¿Por qué no me dan un nombramiento? Volveré, lo garantizo, y globalizaré hasta el granizo. jajajajaja. ¡Qué mala, pero qué mala soy!

Prólogo de la Bruja Avería en El Libro de la Bola de Cristal,
por Santiago Alba Rico.